PSICOLOGÍA EN YOGASADHANA

Queridos amigos de YOGASHADANA

Montse me ha pedido que os envíe una serie de recomendaciones para sobrellevar mejor esta situación excepcional, ya que algunos de vosotros le habéis comentado que estáis sufriendo síntomas de ansiedad y/o depresión.

Hay mucha información, muy bien estructurada y explicada sobre las recomendaciones básicas a nivel de comportamientos saludables que podemos adoptar en nuestra vida. De hecho, muchos de estos nuevos hábitos deberían continuar cuando esto termine.

También os habrá llegado información sobre la influencia de nuestros pensamientos en el estado de ánimo y el sistema inmunitario. De la importancia de mantener a raya los pensamientos negativos, tan contagiosos como el propio virus.

Tengo que decir que un estado de miedo, tristeza o rabia son absolutamente normales en situaciones como esta, donde todos hemos perdido algo, como mínimo el control sobre nuestras vidas.  De modo que, dependerá del grado en que nos afecte personalmente, estas respuestas emocionales serán más o menos intensas.

No voy a hablar sobre las consecuencias que tendrá esta pandemia sobre las personas más afectadas, pero sí os diré que sufrirán estrés postraumático que aparecerá cuando se relajen y se encuentren con el silencio.  En ese momento, necesitarán terapia especializada y tendrán que ser atendidos por profesionales, que, como yo, contamos con las técnicas, la experiencia y la madurez emocional para sostener su dolor y su rabia.

Así que me voy a centrar en ese grupo de personas que se encuentran en sus casas, preocupadas, tristes y ansiosas que saben que no tienen motivos para sentirse tan mal y sin embargo, no lo pueden remediar.

Lo primero es entender que la ansiedad es un síntoma de que algo no va bien, de que estoy desconectado de mi realidad presente y estoy sintiendo miedo ante algo invisible. Este algo invisible está en mi inconsciente y mi consciencia no lo ve, por eso me inquieta tanto, porque es una amenaza que no sé interpretar ni por supuesto, enfrentar

PROCESO DE DESCONEXIÓN hacia la ansiedad

En primer lugar, se tiene que dar un estímulo detonante externo, como ver a gente sufriendo, ya sean conocidos o desconocidos, cuanto más afines más intensamente empatizaremos. Recoger demasiada información con demasiados detalles favorece que se inicie la desconexión.

El siguiente es querer ayudar llevando parte de ese dolor, sentirnos movidos a llevar su “cruz”. Esta es una reacción natural, porque somos animales de manada y gracias a la empatía mejoró la supervivencia del grupo.  Sin embargo, la empatía también tiene que ser bien gestionada, con sentido común y madurez, si no queremos que ese deseo inconsciente (inmaduro) de llevar la cruz de los demás, nos arrastre con ellos y nos deje sin energía vital para llevar nuestra propia cruz.

La Empatía adulta, bien gestionada es la que sabe discernir cuando puedo realmente hacer algo por aliviar el sufrimiento de alguien y nos lleva a la ayuda productiva y concreta y cuando realmente no puedo hacer nada. En ese caso, la empatía madura consiste en respetar su dolor y su destino. Sin robarle sus sentimientos, soltando, confiando en su fuerza

Estos estados de empatía inmadura, en los que, en lugar de estar en mi lugar, en mi vida, en mi presente. Me pongo en los zapatos de otros, y siento sus sentimientos de dolor, impotencia, miedo, etc. Queriendo hacer más de lo que está a mi alcance, me hacen de espejo y provocan mi desconexión con el presente enviándome directamente a vivir en el pasado sin saberlo.

De repente ya no veo mi realidad, mi riesgo personal, las amenazas reales a las que me enfrento. Ni lo que tengo para afrontarlas, mis recursos, mis defensas… nada.

Sino que me voy al pasado y revivo situaciones traumáticas vividas en mi infancia y juventud, incluso las vividas por mis padres y mis antepasados

Es en este momento es donde comienzan los síntomas que debemos reconocer para poder salir de ahí. A esta situación la llamaremos, tener un yuyu (lo llamo así en honor a una clienta que lo llamaba así y que me ayudo a entenderlo)

También lo llamamos estar en constelación, pero lo llamemos como lo llamemos, se trata de lo mismo. Estar en un bucle.

Podemos distinguirlo fácilmente de un problema real, porque éstos se solucionan o se aceptan. Enfrentarnos a un problema real puede elevar el estrés mientras se analiza, se estudian las posibles soluciones y se ponen en marcha. Durante este tiempo sentiremos energía y fuerza, aunque con incertidumbre nos sentiremos capaces y vivos.

Sin embargo, sabremos que tenemos un “yuyu”  porque nos deja exhaustos, tristes y nerviosos, sin energía, impotentes y frustrados haciendo muchas cosas que no conducen a nada, como estar todo el día en las redes con quejas, indignación, juicio y condenas, transmitiendo frustración y miedos esperando que alguien ahí fuera lo solucione. Que el culpable lo pague y que el responsable lo arregle.

Nos deja otras señales físicas y mentales más alarmantes para nosotros, como las taquicardias, el insomnio, las rumiaciones o el bloqueo mental, los comportamientos compulsivos, etc.

¿Fácil de detectar verdad?

Os voy a dar algunas recomendaciones concretas para cuando ya habéis caído en la trampa:

Si estás en un pico de ansiedad puedes intentar esto. Sentarte en una silla, a solas, colocar tus manos sobre las piernas y darte suaves golpecitos alternando el movimiento mientras te centras en la emoción, mientras afloran esos pensamientos o imágenes terroríficas, las que vengan sean como sean. Es importante dejar salir las emociones libremente, llorar, gritar, o lo que surja.

Si no viene nada concreto no importa, hazlo mientras dure la emoción. Poco a poco irá amainando el temporal.

Pasado este primer momento, y si te apetece, te recomendaría que analizases cual ha sido el detonante. Que te hagas estas preguntas: ¿cuándo he empezado a sentirme mal, con quién he hablado, qué noticia me ha conmovido o irritado? Saber esto te ayudará a tomar consciencia y quizás a dar una respuesta más eficaz y apropiada.

Si quieres ahondar más, te propongo que investigues sobre el trauma que te ha hecho recordar. Eso lo puedes intentar tú solo, si tienes cierta practica con el autoanálisis y tienes ganas o necesidad de liberarte de este “yuyu”, y dependerá de lo harto que estés de sufrirlo.

Para ello puedes utilizar cualquier técnica de autoanálisis, como lluvia de ideas, visualización o meditación, escribir pensamientos y sentimientos asociados etc. Los que estáis familiarizados con las constelaciones podéis incluirlas en este paso.

Todo ello te ayudará a tomar consciencia y distancia para poder volver al presente, donde tus problemas están hechos a tu medida. Donde tienes tanto que agradecer y disfrutar, tanto que aprender y creer.

Si ves que los síntomas persisten o se agudizan te recomiendo que consultes con un profesional especializado que pueda ayudarte a ver lo que tu inconsciente está manifestando y a resolver lo que no se pudo resolver en el pasado.

Espero que os haya podido ayudar algo a entender y a enfrentar esta situación tan maestra, madre y vida.

Recordar que cuando ya no se puede hacer nada por los que van a morir, ayudamos más aprendiendo, disfrutando, agradeciendo, amando y viviendo.

Porque así proyectamos un mundo mejor para los que vendrán

Fátima Lominchar García

Sigo a vuestra disposición a través de Skype

Si queréis que hable de algún tema concreto decídselo a Montse y lo haré con gusto